Tocando el cielo con KTM
En la edición pasada contamos nuestro viaje, pero dejamos a los lectores con la expectativa de saber el final de esta inolvidable aventura en moto. Es hora de terminar de contar la historia e invitar a nuestros seguidores a que viajen por el Perú y vivan su propia experiencia.
El despertador sonó muy temprano en el hotel Huaychulo, en Concepción, Huancayo. Mi esposo todavía dormía, pero yo ya me había despertado solita, con cierta inquietud, porque había profundizado en mis pensamientos durante la noche y eso hizo que no me diera sueño. Ya me había acostumbrado muy rápido a manejar la KTM 1050 Adventure en pista desde Lima hasta Oxapampa y Huancayo (ver la última edición de la revista), y de verdad me daba tanta alegría manejarla sobre asfalto, que ya me sentía enamorada de ella. La perspectiva de tener ahora que tocar ripio, me preocupaba un poco. Hasta la fecha sólo había entrado a trochas o cerros con motos ligeras de 640 cc o menos. El peso de la KTM 1050 Adventure es de 230 kg con tanque lleno, por lo tanto, iba a llevar aproximadamente 70 kg más de lo acostumbrado para manejar una vía angosta de la que me contaron que su asfalto está entre parcial o completamente erosionado.
De Chupaca al abra Negro Bueno: Un mundo lleno de colores
Con un poco más de adrenalina de lo normal, monté mi moto. Empezamos por cruzar Concepción y Huancayo, luego paramos en el pueblecito de Chupaca para echar gasolina. Salimos del pueblo…Ese característico crujido del cambio de marchas, unos kilómetros más en la carretera y…no hay que ser muy vivo para saber la continuación de esta historia: la llegada de la euforia motera. Mi adrenalina entró en reunión con el sol, con el paisaje y el cielo infinito, me olvidé de mis inquietudes y con
todos mis sentidos palpaba la inmensidad y soledad de esta puna, sintiendo que todo mi alrededor era de color. Los pastos amarillos de ichu rodeaban las montañas grises, blancas y violetas hasta que llegaron a un horizonte de un increíblemente intenso azul. Me sentía relajada y tan cerca al cielo y al sol que tenía la impresión de poder tocarlas. Nadie en ruta, salvo algunas ovejas, alpacas y sus cuidadores.
Ya ni pensaba en el estado de la pista (que no era tan malo); la moto me llevaba volando por cada hueco y pude entregarme al hechizo de la libertad motera, de saberme viva, sentir las curvas, sentir la inclinación de la moto, la aceleración, el viento de marcha. Así manejamos unidos hasta que llegamos a las lagunas de Negro Bueno. ¡Qué tales bellezas! ¡Con su color azul profundo parecen espejos mágicos del cielo y a la vez entradas al alma de la pachamama! Ahí paramos un buen rato, nos sentamos en unas rocas y gozamos las impresiones que nos regaló la naturaleza.
Bajando hacia Alis: ¡A dominar el bicho!
Un poco después de cruzar el abra Negro Bueno (4.647 msnm), el asfalto se había despedido definitivamente de la carretera y la bajada hacia Tomas era de puro ripio. Y debo decir que al dejar el asfalto me encontré con una moto formidable que me enseñó bien rápido que fue construida con la genética de una marca que domina en el mundo off road. Así como en pista, en trocha la moto también se sentía ligera y ágil. Sobre todo en las bajadas con curvas de ripio, la KTM 1050 Adventure iba suelta y totalmente manejable. A pesar de que ya nos encontramos entre muros de rocas a un lado y el abismo al otro, no me sentía para nada estresada en cuanto a dominar esta moto de 230 kg sobre ripio. Manejar ahí también me dejó con una acumulación especial de sensaciones, de ser vulnerable y sumisa a este paisaje impactante pero también con una ya casi exagerada satisfacción de gozada motera y de esta alegría de que estás dominando el bicho al borde de un precipicio impresionante.
Tuvimos la suerte de ver desde lejos los pocos kamikaze colectivos que había en la ruta y llegamos tranquilamente a Tomás; cruzamos el pueblo y tocamos asfalto de nuevo. Ya lo que sigue entre Tomás y Alis es como de otro mundo.
Un valle estrecho tallado por un rio con aguas de color esmeralda te lleva hacia un cañón increíblemente bello; sus muros ondulados son de todos los tonos entre grises, amarillos y marrones y son tan altos que muy adentro ya ni se puede ver el cielo, pero sí unos rayos del sol se buscan su camino e iluminan el lugar de una manera de escena teatral. Fue mi segunda vez de cruzar este cañón en moto y me quedé hechizada tan igual como la primera vez. ¡Y sigo soñando de poder cruzar esta joya muchas veces más! Después de esta hermosa vivencia seguimos bajando este bonito valle hasta que llegamos al Hotel Villa de Arma, unos pocos kilómetros fuera del pueblo de Alis en la carretera Cañete-Yauyos. Allí, nuestro anfitrión, Carlos, nos sirvió una estupenda cena coronada con unos piscos bien merecidos y nos caímos dormidos bien temprano, en una cama rica y caliente, escuchando el río y soñando sueños moteros.
El día siguiente, después de un abundante desayuno, Carlos nos despidió y bajamos en nuestras motos al hermoso valle de Lunahuaná, acompañados por el río Cañete. Seguimos sus curvas y gozamos de la vista de la agricultura, los pueblos y la fauna de este bonito valle. En Cañete entramos a la Panamericana donde manejamos los últimos 150 kilómetros hasta llegar a Lima, dirigiéndonos a la tienda KTM Socopur en Miraflores, donde finalizaría nuestra bella travesía.
Conclusión: La 1050 Adventure, una KTM que se respeta
Aunque manejé solo la “pequeña” Adventure 1050, su carácter deportivo se hizo sentir. Tiene aspecto de moto viajera bien cómoda, pero poderosa en pista, y su faceta off road, bien deportiva, como toda KTM que se respeta. Para mí, su característica más destacada es su increíble agilidad, tanto en pista como en tierra, algo que la hace ser una verdadera viajera y compañera de aventura, sobre todo en un país como el Perú, donde uno se enfrenta con toda la gama de carreteras posibles.
La versatilidad de la KTM 1050 Adventure le permite no intimidarse ante una rápida autopista o una desafiante carretera de montaña curvilínea de los Andes, y brillar hasta en las trochas de tierra más perdidas. De hecho, se trata de una opción de moto para el Perú y los viajeros sobre dos ruedas.
Gracias KTM Socopur por darnos la posibilidad de vivir este viaje con la KTM 1050 Adventure y la KTM 1190, motos excepcionales para viajar por el Perú!
El articulo de la primera parte de nuestro viaje Lima - Oxapampa - Concepción puedes encontrar aquí!
Nuestro album: