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Parque Nacional Manu

Queríamos conocer el corazón de la Amazonía, así que decidimos visitar el Parque Nacional Manu. Es el área protegida más biodiversa del mundo, el sitio perfecto para conectarse con la naturaleza. Así que vivimos una semana inolvidable: empezando en Cusco y terminando en Puerto Maldonado. ¡El recorrido completo!

Salimos de Lima al medio día preparados para manejar durante 20 horas sin parar, haciendo turnos de 3 horas cada uno, hasta llegar a Cusco. Al día siguiente, muy temprano, nos recogió la Van de la empresa Inka Natura Travel, para empezar nuestra aventura. Ahí estaban quienes serían nuestros compañeros de viaje los próximos 6 días: Una familia belga, una familia holandesa, Roger (quien sería nuestro guía) y Daniel Blanco (representante de Inka Natura Travel, biólogo y un muy buen amigo).

Nuestra primera parada fue en el mercado de Paucartambo, para tomar un buen desayuno. Luego, subimos hasta el punto más alto del Parque Nacional: el puesto de control Acjanacu. A partir de ahí, empezamos a ver el cambio de paisajes mientras descendíamos hasta llegar al bosque nublado. En este recorrido pasamos por diferentes ecosistemas: un bosque enano y otro bosque lleno de bromelias y aves de colores impresionantes como el quetzal, el trogón y el ave nacional del Perú: el gallito de las rocas.

Finalmente, llegamos al Cock of the Rock Lodge, dentro del área de conservación privada Bosque Nublado, donde pasaríamos la primera noche. Este albergue está ubicado en el valle de Kosñipata, uno de los lugares con mayor riqueza y biodiversidad del planeta. Pasamos la tarde observando a los picaflores danzar frente al comedor del albergue y disfrutando de la tranquilidad y energía de este lugar tan especial.

Al día siguiente, después de una noche tranquila escuchando los sonidos de la selva, continuamos nuestra aventura. El día de hoy, descenderíamos varios pisos altitudinales y por lo tanto veríamos muchos cambios en la vegetación y fauna. La primera parte del recorrido fue por tierra, parando en Pilcopata para hacer las últimas llamadas telefónicas antes de quedarnos sin señal por el resto del viaje, hasta llegar a Shintuya, donde nos esperaba el bote para llevarnos río abajo.

Mientras descendíamos el río Alto Madre de Dios y nos adentrábamos en el corazón del Parque Nacional Manu, la selva se iba poniendo más tupida y los animales se dejaban ver cada vez más. Centenares de especies de aves distintas volando las copas de los árboles, caimanes blancos descansando en las orillas del río y hasta un tapir cruzando de una orilla a otra. Al llegar al río Manu, empezamos el recorrido río arriba e hicimos nuestra primera parada en el puesto de control de Pakitza, antes de continuar hasta el albergue Manu Tended Camp, donde nos quedaríamos las siguientes dos noches. Luego de un largo día en bote, llegamos al albergue listas para descansar y recargar energías para el día siguiente.

Nos despertó el sonido de los monos aulladores así que decidimos aprovechar la mañana y recorrer los alrededores del albergue en busca de algunas de las 15 especies de monos que alberga el parque. El espectáculo de la mañana lo dio una familia de mono araña, que con sus largos dedos disfrutaban y compartían la miel de algunas flores. En la tarde, salimos en el bote en busca del jaguar, que nos habían contado era muy probable ver en estas zonas. Después de varias horas recorriendo el río, sin mucha suerte en cuanto al jaguar, pero sintiéndonos infinitamente afortunadas de estar en este paraíso natural, uno de los lugares más biodiversos del planeta.

Al día siguiente, salimos muy temprano para visitar Salvador, una de las cochas con paisajes más bonitos del parque. Fue una mañana mágica. La neblina representativa de la zona que cubría toda la cocha fue desapareciendo y los primeros rayos de luz se empezaron a reflejar sobre los árboles mostrando un sinfín de verdes tonalidades. Después de varias horas observando las distintas aves y la familia de lobos de ríos nadando y jugando, hicimos una caminata por los alrededores de la cocha en busca de otras especies de monos. Después de almorzar en el albergue, partimos hacia la cocha Otorongo y subimos a una plataforma para poder observar todo desde lo alto. El calor era casi insoportable, pero valió la pena cuando vimos a un gran caimán negro y el sol reflejándose en la cocha.

La mañana siguiente empezamos nuestro recorrido río abajo, primero por el río Manu y luego por el río Madre de Dios, hasta llegar al Manu Wildflife Center, que está a sólo 6 horas de Puerto Maldonado. En la tarde descubrimos los alrededores del albergue. Primero, fuimos a una torre construida sobre la copa de un árbol altísimo, y disfrutamos de la selva vista desde otra perspectiva. Después fuimos a la colpa de tapires, que se considera la más activa en todo el Amazonas. Al llegar, nos esperaba una plataforma con colchones, almohadas y mosquiteros para que pudiéremos descansar mientras esperábamos la llegada del tapir. ¡Todo un lujo! Fue una experiencia única, ver al tapir de muy cerca y disfrutar hasta el anochecer de los olores y sonidos de la selva.

El día siguiente, y último día completo de nuestro viaje, se lo dedicamos íntegramente a las colpas de loros y guacamayos. En la mañana, antes del amanecer, visitamos la colpa de Tambo Blanquillo, y en la tarde, visitamos el proyecto Guacamayo, una colpa artificial que ha demostrado que es posible recuperarlas. Visitar las colpas es una experiencia única en la Amazonía, un espectáculo de colores casi imposible de explicar con palabras. Primero, van llegando las distintas especies de loros, y con su plumaje verde crean un contraste con el color rojizo de la arcilla. Luego, empiezan a llegar las distintas especies de guacamayos, unos de color azul con amarillo, otros de color rojo con verde… ¡Todo un espectáculo multicolor!

A la mañana siguiente, nos levantamos a las tres de la mañana para empezar el camino de regreso a casa. Este último descenso por el río Madre de Dios fue mágico. El inicio del recorrido en bote fue con la luz de la luna y luego los primeros rayos de luz pintaron el cielo de colores, el regalo perfecto de la naturaleza para nuestro último día de viaje. Llegamos a Puerto Maldonado con las energías recargadas para regresar a Lima y empezar a planear nuestro próximo viaje.

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